En el barrio de Triana existe una calle rotulada con la palabra Fabié. Va de Pureza a Rodrigo de Triana y se abre a la calle Rocío. Durante los años de mi infancia recorrí muchas veces la calle Pureza. Veía esa palabra en la pared y sin saber que significaba, la guardaba en mi memoria. Mucho tiempo después aprendí que hacía referencia a Don Antonio María Fabié y Escudero, ilustre sevillano del siglo XIX, nacido en el barrio de Triana, que forma parte de ese grupo de personalidades sevillanas que han pasado de una manera u otra al olvido. Hoy estamos muy informados sobre personajes de méritos limitados y desconocemos la labor de algunos sevillanos que han sido notables por su profesión, por su importancia científica o artística. De vez en cuando me gusta dedicar unas líneas a alguno de ellos.
Antonio María Fabié es uno de los más ilustres. Estudia en nuestra Universidad, formándose con un profesorado interesado en las últimas corrientes del pensamiento, como el krausismo y las teorías de Darwin, difundidas por Antonio Machado y Núñez, desde su cátedra de Historia Natural. Machado abrió oficialmente el curso académico de 1873-1874, con un discurso sobre la teoría de la evolución.
Fabié compartió aulas con Marcelo Spínola, Joaquín Pastor y Landero, y Francisco Pagés del Corro, entre otros. Miembro de la Reales Academias de la Lengua y de la Historia, es autor de escritos decisivos sobre la figura de Fray Bartolomé de las Casas. Elegido senador, diputado y miembro del Consejo de Estado en sucesivas legislaturas a partir de 1884, llega a presidir dicho Consejo de Estado en 1895.
Como se puede apreciar en esta reseña, es un sevillano que merecería estar en la memoria de todos y ser conocido por nuestros estudiantes. Somos algo más que tradiciones y fiestas populares. Solo si conocemos y valoramos la labor de aquellos que nos han precedido, podemos decir que amamos y conocemos a nuestra ciudad.
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