lunes, 27 de noviembre de 2006

FEDERICO RUBIO


En una visita reciente al cementerio, me llamó la atención un panteón de suelo, al final de la calle que hay a la derecha del Cristo de Susillo. Con aire romántico, en piedra gris. En un pequeño obelisco se puede leer: PANTEÓN FAMILIAR DE FEDERICO RUBIO Y GALI. Una personalidad de nuestra ciencia, uno de los médicos y cirujanos más notables de su tiempo tenía un enterramiento casi abandonado, y con apariencia de no haberse utilizado.
El medico más importante del siglo XIX, en palabras de Laín Entralgo, nace en el Puerto de Santa María en 1827, hijo de un abogado liberal de Sevilla, republicano y partidario de Riego. Estudia Medicina en Cádiz y se establece en Sevilla, donde al cabo de un tiempo crea la Escuela Libre de Medicina y Cirugía, que será base de la Facultad de Medicina. Su actividad política le hace ser regidor municipal y miembro de la Junta Constitucional de Gobierno de Sevilla, tras el destronamiento de Isabel II. Diputado en Cortes, Senador por Sevilla, y embajador en Londres por encargo del Gobierno de Castelar. Se traslada a Madrid en 1874 y funda el Instituto de Terapéutica Operatoria en el hospital de la Princesa, la primera Escuela de Enfermeras de España, denominándola Santa Isabel de Hungría, nombre con claras resonancias sevillanas, y en 1896 el Instituto Rubio en Moncloa.
Muere en 1902 y es enterrado en la capilla del Instituto Rubio. Durante la toma de Madrid en la Guerra Civil, toda la zona de Moncloa fue devastada, y posteriormente, demolidos los restos del Instituto. Así que de su sepultura parece no quedar nada. No es importante, si su valiosa obra y la memoria de su trabajo perduran. En Sevilla, tiene una calle, junto al edificio en que se situó la sede de su Escuela de Medicina en la calle Madre de Dios. Un pequeño busto en una hornacina sin rotular, muestra su efigie. El quiso tener un enterramiento familiar en Sevilla. No debemos olvidarlo.

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