
El pintor Francisco Pacheco fue un personaje de relevancia en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVII. Gran conocedor de las técnicas de la pintura y excepcional dibujante, tuvo una activa participación en la difusión del pensamiento artístico de su época.
Formado en los ideales del Renacimiento fue superado por la gran explosión creativa del Barroco. Es conocida la “academia” que mantenía en la Casa de Pilatos, favorecida por el Duque de Alcalá, y frecuentada por numerosos intelectuales y artistas de su tiempo, entre ellos sus alumnos Diego Velázquez y Alonso Cano. Y defendió los derechos de la profesión, a la búsqueda de la consideración social del pintor como artista, tratando de elevar su estatus social.
Francisco Pacheco dedicó gran parte de su vida a realizar una serie de excepcionales dibujos de personajes de su tiempo, agrupados bajo el título de “Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones”. Aunque solo se conservan sesenta y cuatro de los más de ciento sesenta que la componían originalmente, la obra es sin duda una de las principales aportaciones a la historia del dibujo español.
Estos dibujos son algo más, son retratos verdaderos de artistas, pintores, poetas y otros ilustres personajes que pasaron por su academia, en una Sevilla punto de encuentro de múltiples culturas e intereses. Ponce de León, Fray Juan de la Cruz, Juan de Oviedo, Pablo de Céspedes, Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina, Argote de Molina, Luis de Vargas, Arias Montano, Francisco de Quevedo, Lope de Vega. Estos eran los contertulios de Pacheco y el ambiente en el que se formó Velázquez y que permitió madurar su genio.
En la Sevilla de Rinconete y Cortadillo, un grupo de intelectuales y artistas en la vanguardia de su tiempo trabajaban por el desarrollo de las artes y de la sociedad en general. Los pícaros siguen entre nosotros. Hay mucho que hacer.
Formado en los ideales del Renacimiento fue superado por la gran explosión creativa del Barroco. Es conocida la “academia” que mantenía en la Casa de Pilatos, favorecida por el Duque de Alcalá, y frecuentada por numerosos intelectuales y artistas de su tiempo, entre ellos sus alumnos Diego Velázquez y Alonso Cano. Y defendió los derechos de la profesión, a la búsqueda de la consideración social del pintor como artista, tratando de elevar su estatus social.
Francisco Pacheco dedicó gran parte de su vida a realizar una serie de excepcionales dibujos de personajes de su tiempo, agrupados bajo el título de “Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones”. Aunque solo se conservan sesenta y cuatro de los más de ciento sesenta que la componían originalmente, la obra es sin duda una de las principales aportaciones a la historia del dibujo español.
Estos dibujos son algo más, son retratos verdaderos de artistas, pintores, poetas y otros ilustres personajes que pasaron por su academia, en una Sevilla punto de encuentro de múltiples culturas e intereses. Ponce de León, Fray Juan de la Cruz, Juan de Oviedo, Pablo de Céspedes, Fernando de Herrera, Gutierre de Cetina, Argote de Molina, Luis de Vargas, Arias Montano, Francisco de Quevedo, Lope de Vega. Estos eran los contertulios de Pacheco y el ambiente en el que se formó Velázquez y que permitió madurar su genio.
En la Sevilla de Rinconete y Cortadillo, un grupo de intelectuales y artistas en la vanguardia de su tiempo trabajaban por el desarrollo de las artes y de la sociedad en general. Los pícaros siguen entre nosotros. Hay mucho que hacer.
1 comentario:
Iba a estrenar los comentarios, pero anónimo se adelantó.
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